La Basílica de San Pedro de Roma, es la iglesia más grande del mundo y también el centro del orbe cristiano. La basílica es una obra colosal que tardó un siglo en ser terminada. En ella, participaron los mejores arquitectos italianos de la época. La Basílica de San Pedro es uno de esos lugares que deberías visitar una vez en la vida.
El templo fue construido en la colina del Vaticano, al otro lado del río Tíber según se mira desde el centro histórico de Roma. La ubicación es muy simbólica. El lugar fue en el que San Pedro, el apóstol preferido de Jesús, murió y se convirtió en mártir en el año 64. San Pedro, por si no lo sabes, es considerado el primer papa de la Cristiandad, lo que da sentido a la idea de construir la sede del papado y de la basílica en este lugar.
Hablemos de su historia. A principios del siglo IV, el emperador Constantino, el primer emperador cristiano de Roma, decidió construir una basílica en la Colina del Vaticano, justo en la localización de un pequeño santuario que señalaba la ubicación hipotética de la tumba de San Pedro.
La construcción de la basílica comenzó entre 319 y 322. Fue consagrada en el 326 y finalmente se terminó alrededor del año 349. Para facilitar la construcción, una parte del terreno fue nivelada y la necrópolis donde se enterró a San Pedro fue demolida.
La basílica tenía una nave de ochenta y cinco metros de largo con cuatro pasillos y un amplio atrio con un cantharus central (una fuente) cerrado por una columnata. Un campanario se situaba frente al atrio. En aquel primer edificio, los fieles accedían al atrio a través de un pórtico que con taba con un arco triple.
Ruina del edificio
A mediados del siglo XV, la basílica estaba en estado ruinoso y fue el papa Nicolás V quien dio un paso al frente ordenando la restauración del conjunto y la ampliación de la iglesia siguiendo el plan de obra del arquitecto Bernardo Rossellino. Después de la muerte de Nicolas V, las obras se pararon.
En el medio siglo que siguió, no se hizo nada por continuar las obras. Fue el papa Julio II quien hizo algo sorprendente. Decidió que lo mejor era construir una iglesia totalmente nueva. Para ello, nombró a Donato Bramante como arquitecto jefe.
Bramante diseñó una estructura con una cúpula alta con un crucero de estilo griego, con los lados de la misma longitud. En 1506, Julio II colocó la primera piedra de la nueva basílica que se convertiría en la más grande del mundo.
Después de la muerte de Bramante en 1514, éste fue sucedido por varios arquitectos diferentes. Todos hicieron cambios en el diseño original. Sobre todo, Miguel Ángel Buonarroti que se convirtió en el arquitecto jefe en 1547 a la increíble edad de 72 años. Miguel Ángel planteó la construcción de una cúpula imponente y muchos cambios que acabaron por dejar su impronta en la construcción.
En el momento de producirse la muerte de Miguel Ángel en 1564, sólo se había terminado el tambor de la cúpula de la Basílica de San Pedro. Al final, se completó en 1590 y lo hizo Giacomo della Porta. A petición del Papa Pablo V, el imponente edificio fue ampliado sobre una planta de cruz latina, reforma que le fue encomendada a Carlo Maderno, que también completó la fachada principal en 1614.
La basílica fue finalmente reconsagrada en 1626 por el Papa Urbano VIII, exactamente 1300 años después de la consagración de la primera iglesia. Desde entonces, la Basílica de San Pedro ha sido el centro de la cristiandad, atrayendo a peregrinos y especialmente a turistas de todo el mundo.
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