Grand Central Terminal es una de las dos magníficas estaciones de tren que se construyeron en Nueva York en el apogeo del transporte ferroviario. La otra, Penn Station, fue demolida en la década de 1960. Te digo, Gran Central Terminal es ella estación ferroviaria más vista de las películas americanas.
La estación Gran Central Terminal fue construida entre 1903 y 1913 para la compañía de ferrocarriles de Nueva York y Harlem. Se trata de un gran edificio magníficamente decorado que se usa como un gran centro de transporte y que conecta trenes, metros, automóviles y tráfico peatonal de manera muy eficiente. Cuenta con 67 vías de tren en dos niveles diferentes.
La otra estación de tren, aún más grande, Penn Station, fue construida entre 1902 y 1911 bajo el diseño del arquitecto Charles McKim. En un acto de vandalismo, el edificio, inspirado en las antiguas Termas de Caracalla en Roma, fue demolido entre 196 y 1966 y reemplazado por una estación de tren de aspecto muy banal que incluye una torre de oficinas.
Grand Central Terminal estuvo a punto de correr la misma suerte, pero gracias a unas leyes de nuevo cuño para la preservación de lugares históricos de interés de la ciudad de Nueva York, se pudo salvar Gran Central pero no llegaron a tiempo para rescatar Penn Station de la piqueta.
La actual Grand Central Terminal, en cualquier caso, no fue la primera estación de tren que se levantó en 42nd Street y Park Avenue. Antes, en 1863, el magnate Cornelius Vanderbilt, conocido como ‘El Comodoro’ creó varias líneas de ferrocarril, incluyendo la del Ferrocarril de Harlem y la del Ferrocarril Central de Nueva York. Como resultado, se hizo necesaria la construcción de una gran estación central para reunir a trenes y a viajeros en una misma localización.
En 1869, Vanderbilt encargó al arquitecto John B. Snook que construyera la estación de tren más grande del mundo en un gran solar situado en 42nd Street. La estación resultante, llamada Grand Central Station, contaba con una gran cubierta de vidrio y de acero, de más de 200 metros de laargo por casi 70 metros de ancho y algo más de 30 metros de altura.
Pero el aumento del tráfico y el humo de las máquinas de vapor ocultaban la visión en el túnel de Park Avenue, causando un accidente ferroviario en 1902. En aquella ocasión, murieron 17 personas y el accidente desencadenó una oleada de protestas en la que se pidió la electrificación del sistema ferroviario.
Ello dio motivo para la creación de una ley estatal que impidió el acceso de máquinas de vapor a Manhattan desde 1910.
Poco después del accidente, el Ferrocarril Central de Nueva York propuso planes para una nueva estación central más grande. La costosa electrificación y la construcción de la nueva estación ferroviaria se compensaron con la construcción en altura.
La electrificación hizo posible que las vías estuvieran cubiertas y pavimentadas hasta la calle 49. A los promotores se les permitió construir edificios en las partes elevadas de la estación, pero tenían que pagar una suma adicional a la compañía ferroviaria, lo que se conoció como ‘derechos aéreos’.
En 1903 se realizó un concurso para el diseño de la nueva Grand Central. La firma Reed y Stem fue quien lo ganó. William K. Vanderbilt II, uno de los descendientes de ‘El Comodoro’, pidió a Warren y Wetmore que colaboraran con Reed y Stem. Mientras que estos últimos fueron responsables del diseño general y de la distribución de los espacios, Warren y Wetmore fueron responsables de los detalles arquitectónicos y de la parte artística.
Ciudad terminal
El proyecto incluyó no solo la nueva estación de ferrocarril, sino todo un complejo de edificios de oficinas y de apartamentos, que se conoció como ‘Terminal City’. Un concepto que luego se volvería a ver en el diseño del Rockefeller Center, creado varias décadas después. Se prestó especial atención a la circulación del tráfico. Los peatones y los automóviles se separaron por rampas elevadas especiales, con el denominado Viaducto de Park Avenue, que conduce a los automóviles alrededor de la estación de trenes.
La construcción de la nueva estación, a partir de entonces conocida como Grand Central Terminal, duró diez años y costó ochenta millones de dólares. En el proceso, se demolieron 180 edificios entre las calles 42 y 50, incluidos hospitales e iglesias. La estación de tren se inauguró oficialmente el domingo 2 de febrero de 1913. Pero no se completaría totalmente hasta 1927 antes de que la estación estuviera en pleno funcionamiento.
Un gran diseño
La fachada del edificio en la calle 42 tiene un verdadero diseño artístico. Grandes arcos flanqueados por columnas corintias están coronados por un gran grupo de esculturas diseñado por Jules-Alexis Coutan. El grupo de 15 m de altura representa a Mercurio (el dios del comercio) apoyado por Minerva y Hércules (que representan la fuerza mental y moral).
Dentro, el vestíbulo principal es el más impresionante. Tiene casi 150 metros de largo, 49 metros de ancho y 43 metros de alto. El techo fue pintado por el artista francés Paul Helleu. El diseño, con constelaciones del zodiaco, fue tomado de un manuscrito medieval. Está pintado al revés, de modo que las estrellas se muestran como serían vistas por Dios, no por el hombre.
La luz entra en el vestíbulo principal a través de seis ventanas con arcos de 23 m de altura. La escalera doble occidental de mármol Botticino fue diseñada después de ver cómo había quedado la gran escalera de la Ópera Garnier de París. Conecta el vestíbulo principal con la entrada en Vanderbilt Avenue. El piso del vestíbulo es de mármol de Tennessee, las paredes de piedra de Caen en Francia.
En 1994, la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) eligió a las firmas de LaSalle Partners y Williams Jackson Ewing para renovar Grand Central Terminal. Las empresas fueron elegidas por su exitosa renovación de otra gran estación de Estados Unidos, la de Union Station en Washington capital federal.
El objetivo de la MTA era aumentar los ingresos y restaurar la grandeza anterior del edificio. Esto se logró mediante la renovación de las grandes áreas públicas, eliminando las modificaciones anteriores (como los techos más bajos), añadiendo una nueva entrada y creando un centro comercial para tiendas y un patio con bares, similar al proyecto de renovación en Washington DC .
Durante el proceso de restauración que supuso un gasto de 197 millones de dólares, se agregó un gran águila de hierro en la parte superior de la nueva entrada de Lexington Avenue y de 43rd Street. Este águila una vez adornó la Grand Central Station en 1898.
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