Roma tiene casi un millar de iglesias, unas más impresionantes que otras, algunas únicas y poco o nada conocidas por el gran público. Una de esas joyas ocultas de Roma es la Basílica de Santo Stefano Rotondo al Monte Celio. Original por su concepción arquitectónica con su planta circular. Las obras de arte que alberga hacen aún más interesante una visita dedicada. Te cuento algo de ella.
La Basílica de Santo Stefano Rotondo al Monte Celio fue construida en el siglo V. Su interior oscuro y pesado te hace sentir como si hubieras retrocedido en el tiempo. Lo de que la iglesia tenga una planta circular fue un intento de reproducir la estructura de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. El templo mismo está dedicado a Santo Stefano -San Esteban- cuyos restos habían sido descubiertos en Tierra Santa un tiempo antes de la fundación de la iglesia.
La iglesia de levanta en el Monte Celio, en las tierras que pertenecieron a la familia Valerio, una rica familia romana, por esa razón se cree el templo fue construido a su costa. Santa Melania, un miembro de esa familia, acudió frecuentemente a Tierra Santa, por lo que la conexión del tremplo con los Santos Lugares parece aún más clara.
La iglesia original tenía tres pasillos concéntricos separados por columnas jónicas que soportaban el techo y que en las restauraciones del siglo XV se tapiaron. Hoy, el altar ocupa el centro del interior del edificio, al que rodean las columnas que tienen a sus espaldas una arquería cerrada.
La basílica es famosa por una serie de frescos del siglo XVI que reproducen diferentes escenas del martirio de Jesús que fueron encargados por el papa Gregorio XIII. Son obras de Niccolò Pomarancio y Antonio Tempesta y representan 34 escenas del Martirio. La decoración del ábside y el mosaico son del siglo VI.
Debajo de la iglesia hay un mitreo que se ha datado como del siglo II. Un mitreo es un templo dedicado al dios Mitra que se solía excavar en el subsuelo de un lugar señalado o aprovechando una cueva natural. Se trata de una fe muy extendida entre los soldados romanos y, de hecho, la Basílica de Santo Stefano Rotondo al Monte Celio estaba cerca de unos barracones donde se alojaban soldados romanos.
Otra curiosidad del templo es su relación con Hungría. A diferencia de otros fieles de naciones extranjeras, los católicos húngaros no tienen iglesia representativa en Roma porque la que les identificaba fue derruida en 1778 para ampliar la Basílica de San Pedro. En compensación, el papa Pío V permitió que se construyera una capilla húngara en Santo Stefano dedicada al rey Esteban I de Hungría. Nunca faltan peregrinos húngaros que visitan Santo Stefano. Hay que decir también que fueron los padres paulinos húngaros los que se encargaron de mantener la iglesia cuando esta amenazaba ruina en el siglo XVI.
Encontrar la iglesia en el callejero de Roma no es fácil. Santo Stefano Rotondo al Monte Celio está situada en la Vía di Santo Stefano Rotondo (como no podía ser menos). En el número siete de la calle. Es una de las laterales de la Vía Claudia y está a sólo 10 ó 15 mintuos a pie del Coliseo de Roma. Otro dato. Está abierta de 10.00 horas a 14.00 horas de octubre a marzo y de 15.00 horas a 18.00 horas en los meses de verano.
¿Te animas a descubrir la Basílica de Santo Stefano Rotondo al Monte Celio? Para ponértelo más fácil, aquí tienes una lista muy bien seleccionada de hoteles en Roma. Para que disfrutes de esta iglesia redonda de Roma y de todos los atractivos de la Ciudad Eterna.